1.2.07

Química neologista


Hay cosas con las que no puedo. Todo el mundo es etnocen- trista salvo nosotros, que nos encargamos de disgregarnos nosotros solos. A mí me trae sin cuidado considerarme español, aragonés, zaragozano... y que cambien el nombre a las ciudades por decreto me la trae también bastante floja. A Lérida o La Coruña o Bilbao las llamaré siempre así mientras hable en español, que es ese idioma con el que también se comunican los chilenos o los guatemaltecos, por poner dos ejemplos. Si de pronto un aragonesista, sea del corte político que sea, me dice de pronto que tengo que llamar a mi ciudad Salduie, -si no, al tiempo- le diré que se meta la ley donde le quepa.
Pero lo importante de esta entrada es otro tema: hacer un llamamiento a la RAE para que cambie el nombre a un elemento químico. Y es que sus dos posibles denominaciones reconocidas son harto impronunciables en el segundo idioma por número de hablantes en el mundo (el tercero en utilidad transnacional, por detrás del inglés y el chino) que es nada más y nada menos que el que estoy utilizando en este momento. Y el elemento en cuestión no es otro que el wolframio ("poco valor" en alemán ¡sic!) o tungsteno ("piedra pesada" en sueco ¡re-sic!). Teniendo en cuenta que fue aislado por unos científicos de esta colección de minipatrias, que algunos llamamos -aunque sólo sea por resumir- España, en la población de Vergara, en el Alto Deva guipuzcoano, propongo que todos los hispanohablantes, desde Argentina hasta Baleares, o desde Miami hasta la comunidad sefardí de Israel lo llamemos Vergario, al menos cuando estemos haciendo buen uso de esta lengua. Es sencillo de pronunciar y suena hasta... ¡sexual!

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