Dicen que en una zona del cerebro reside nuestra capacidad para creer en lo espiritual. Quienes tienen esa zona desarrollada son capaces de sentir que existe algo superior que algunos llaman Dios y otros Caos. Incluso hay personas que, desde su formación eminentemente científica y absolutamente laica, sostienen la posibilidad cuántica de la existencia de un ser superior basándose en la multiplicidad de realidades.
Siempre he admirado las iglesias, su arte, el culto, el expositor sociológico de los ritos y, en general, todo lo que rodea las experiencias que activan esa zona del cerebro de la mayor parte de las personas. Soy católico porque nací en España. Pero si hubiese sido concebido en otra sociedad probablemente formaría parte de su sistema religioso dominante sin demasiado esfuerzo. Me fascina ese mundo, ese negocio de la salvación que encierran las religiones, esas promesas de seres creadores o de alienígenas superiores, que nos han fabricado y nos están probando antes de que estemos listos para partir hacia un mundo mejor, un cielo.
Pero esa zona del cerebro, esa imposible cinta de Moebius que representó Escher tan magistralmente, esa arruga gris que encierra la llave a todo un mundo de misterio, o no la tengo, o es tan diminuta que no la he encontrado. Y dicen los que pueden creer por estos lares que la envidia es un pecado capital.
4 comentarios:
Sentir la espiritualidad no tiene que hacerte pertenecer a ninguna religión. Es más, las religiones son un lastre. Tú tienes una gran espiritualidad y no la distingues.
Las puertas de cristal con sensor de apertura siguen si abrirse ante mi presencia. Supongo que soy un desalmado, en el sentido etimológico de la palabra.
En fin...
Si ves esas puertas de cristal es porque ves esa parte tuya... Eres tú quien no quiere pasar al otro lado, no te acercas lo suficiente. ¿Tienes miedo de descubrirte a ti mismo?
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