1.11.06

Dando calabazas

Justo después de terminar la entrada de las morcillas me dio un tirón en la espalda monstruoso por la simple labor de ordenar unos cedés. Mi mujer anda por ahí llamándome "yayico". Los papeleos de ayer fueron bien. Como tenía hora para el médico para los líos administrativos aproveché la ocasión y me recetó potingues para la espalda.
Enclaustrado estuve en casa debido al reposo que me recomendó el doctor hasta que vino mi hermana con el canijo a verme. Crece muy rapidamente. El resto del día fue muy soso. Halloween ya no es lo que era: mi mujer y yo disfrazados de nosotros mismos ante la tele. Eso sí que da miedo. Dentro de cuarenta años la escena puede repetirse exactamente.

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