Costalero de la vida

Esa Iglesia Católica, dentro de la Religión Cristiana, me tiene intrigado. Lo de los cristos sangrantes, con la cara manierista desencajada de dolor, junto con las espinas, los látigos y demás parafernalia entronca más con el mundo BDSM que con un sentimiento religioso. Ayer vi por la tele los cuidados capilares del Cristo de Medinacelli. Tenía un montón de pelucas de pelo natural que las devotas crían en sus propias cabezas hasta 9 años antes de cortárselo y entregárselo al párroco, para que se lo plante al cacho de madera esculpida. Digo yo que quizás le haría más falta a cualquier enferma de cáncer. Hace pocos meses sacaron por la tele un reportaje sobre los musulmanes que se herían en la cabeza con cuchillos, en un acto de fe. Enfocaron el tema como si de imbéciles se tratara y, en ningún momento hablaron de la gente que hasta hace cuatro días iba con la espalda ensangrentada, descalza o de rodillas en las muy castizas procesiones. Me da mucho miedo la gente que participa en un acto tan masoquista porque no sé de qué serían capaces con otra persona, al no dolerles su acción.