A veces incluso yo, que creo ser un hombre algo atípico, me comporto como el más común de mis congéneres. aún recuerdo la angustia que me entró a los pocos días de comprender que mi mujer era la mujer de mi vida. El motivo: no tendría ninguna relación sexual con nadie más jamás. Esta estupidez, a siete años vista, parece lo que es, pero no sabéis lo que me ahogaba en aquella época. Después he comprobado que varios hombres de mi entorno han pasado o están pasando por la misma ridícula experiencia. Y es que pienso que algunos rasgos atávicos, como el de asegurar la procreación y supervivencia de la especie, no se saltan ninguna generación.
Como al fin y al cabo lo importante es estar con quien se quiere y lo demás es pura fricción, yo no cambio a mi mujer por nadie.
Te quiero.
1 comentario:
ya sé que estás esperando que haga algún comentario del tipo "yo también te quiero" o algo así. Pues no lo voy a hacer, por lo menos no aquí en público, pues esas cosas prefiero decírtelas en privado. En cuanto a tu experiencia, que sepas que no es algo que pertenezca sólo al género masculino, yo también pasé por algo parecido. Pensaba, con la cantidad de hombres que hay en la tierra, ¿por qué me tengo que conformar sólo con uno? Con el tiempo he comprendido que más vale calidad que cantidad (y esto no va con segundas). Yo tampoco te cambio por ninguno. Y yo también te quiero, Huy, se me ha escapado.
Publicar un comentario