
Algunos días las hormonas se me desbocan como cuando era adolescente. Yo imagino a un hada minúscula en pelotas que se adueña de mis pensamientos y me despierta la imaginación más lúbrica. Puede ser en un momento íntimo o en el más inocente. Esto me sigue ocurriendo hoy en día, pero aún recuerdo cómo me puse un día, cuando tenía 16 años. Salí con dos chicas de marcha una tarde. No daré nombres porque los que me conocéis también sabéis quiénes son ellas. Por algo totalmente absurdo comenzaron a discutir y, al verlas enfadadas, gritándose, me puse tan excitado que dejaron de discutir y me preguntaron si estaba bien. Una de ellas se dio cuenta del verdadero motivo por el que me hallaba así. Yo estaba rojo de la vergüenza y ella también. La otra no se enteraba de nada y cuando se lo contamos, se puso como una bombilla colorada. Esta es una de mis anécdotas de cuando tenía menos de la mitad de años que ahora, que os voy a ir contando. Desde fuera puede parecer una chorrada, pero yo sentía que el hada cochina me había bendecido con su varita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario