
Mucha gente piensa que un gusano, cuando se encierra en su capullo, se transforma poco a poco en una mariposa. No es cierto. Dentro del gusano hay toda una carga genética completa latente. El gusano se descompone y esa especie de gelatina resultante es reabsobida por el nuevo ser para crecer dentro de la pupa de hebras de seda. Dos seres comparten el mismo cuerpo, aunque sólo uno de ellos se muestra cada vez.
A mí me ha dado la sensación de ser el gusano durante el último año y medio. Mi casa era la crisálida. Ahora, regreso.
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